La vida de un bocadillo

El bocata ese fiel amigo que nos acompaña en la infancia, en la que todos esperábamos con escepticismo sí nuestra madre nos había hecho ese sutil bocadillo (barra de pan y un ingrediente, los inventos no eran aceptados) que nos amenizaría la tarde dándonos la vitalidad necesaria para corretear y jugar sin parar, porque sí, hubo una época en que los niños jugaban en la calle.

En nuestra adolescencia el bocata comenzó a perder su cotidianidad pero nos seguía acompañando en las tardes de playa, festivales de música o de cualquier evento en que los jóvenes requeríamos de  una pasta en el estómago, preparados cómo no por el cariño de nuestras madres, eso si algunas veces nosotros ya nos encargaríamos de acompañarlo con el encanto de una bebida energética tipo kalimotxo o cervecita fresca. El bocata vive uno de sus peores momentos cuando empezamos a preocuparnos por nuestra línea e irrumpe el hermano feo del bocata, el sándwich, sí no está mal, pero no es lo mismo. Hay que decir que en este periodo en que le abandonamos un poco, las pocas veces que nos acompaña viene a nuestras manos ganando en originalidad. La mezcla y combinación de ingredientes deleita y alimenta nuestros cuerpos.

bocadillo-playa-flickr-wendypan

Hay que nombrar otro gran enemigo del bocadillo en esta época, el tupper, un duro rival que sin embargo no termina de doblegarle. Por qué se rumorea que hay gente que solo va al futbol por la tarde noche para comer su bocadillo, y es que este desplazado de nuestra dieta sigue teniendo siempre un pequeño hueco en nuestros corazoncitos y hace que algunos momentos sean mágicos, hace que durante unos minutos mires a tus amigos, les sonrías, pero no hables, solo asientas con ese brillo en los ojos y una pequeña sonrisa entre mordisco y mordisco como queriendo decir «si el mío está bueno», «y el mío también», «y sí, esto es vida».

El clásico o el de alta cocina

Con los años hemos sabido amar y respetar al bocata y por eso le queremos de todas sus formas, desde el bocadillo clásico a aquel en que el ingenio y el gusto por los contrastes de sabores e ingredientes juegan un papel más importante. Por eso os queremos dejar nuestro top de bocadillos tanto clásicos y un top gourmet, esos de alta cocina que pueden competir contra los mejores platos del mismísimo Ferrán Adrià.

Aviso: que quede claro, no decimos que sean los mejores, simplemente es nuestra propuesta, el mundo del bocata es tan amplio que es imposible decidir el top ten.

Top clásicos

1-     Bocadillo de tortilla de patata y queso. El queso mucho mejor dentro de la tortilla que como complemento. Nosotros os sugerimos: Queso Nata de Cantabria.

2-     Bocadillo de jamón, tomate y queso. Pasamos la mitad de un ajo por el pan, después le untamos con un tomate y un poco de aceite de oliva, y ponemos el jamón (serrano o iberico) y el queso. También le podemos dar un toque de orégano.(Por supuesto se puede sustituir el jamón por otro embutido como chorizo o salchichón) Nosotros os sugerimos: Queso Ahumado.

3-     Bocadillo de lomo, queso y pimientos. Podemos utilizar tanto pimientos tipo padrón como del piquillo. Nosotros os sugerimos untar el pan con Torta de la Pasiega.

4-     Bocadillo de bacón y queso. Colocar finas lonchas de queso en el pan y echar el bacón (a la plancha) recién hecho para que derrita el queso. Nosotros os sugerimos Queso de Nata Cantabria.

5-     Bocadillo de pepito de ternera y queso. Pepito de ternera a la plancha, nada más sacarle de esta le ponemos en el pan y le untamos con un poco de queso azul. Nosotros os sugerimos Picón Bejes-Tresviso.

Sí, todos los bocadillos llevan queso, hace que sean mejores. Y sí, de acuerdo, no pensamos en aquellos que puede no gustarles el queso, en estos somos intransigentes. Seguimos sin entenderos.

Fotos cc: Juantiagues / Wendypan

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