El queso y sus usos en la cocina

Si os hablo de algunos quesos italianos como el Gorgonzola o el Parmigiano Reggiano, seguro que todos los conocéis, ¿Por qué? Porque están muy buenos, sí, pero sobre todo porque en la gastronomía italiana que tan extendida está por el mundo los usan en el día a día de su cocina.

Los italianos tienen buenos quesos y les encanta la gastronomía, blanco y en botella, no hay nada más que decir. ¿Te imaginas que alguien le sirviese unos espaguetis carbonara con un queso insulso a Vito Corleone? La cabeza de caballo quizás se quedase corta…

Si en España también tenemos un buen producto, como en este caso son nuestros quesos, ¿por qué no los usamos en la cocina?

Quizás la primera pregunta que surge al respecto de esto es la de ¿qué quesos deberíamos usar en la cocina? Y la respuesta es sencilla; aquellos de los que disfrutarías igualmente comiéndolos solos. Para aclarar las cosas y promover el uso del queso más allá de las tablas o bocadillos os vamos a dar unas premisas técnicas. Todas ellas se fundamentan en el buen queso.

Mandamientos del queso en la cocina:

  1. Amarás al queso sobre todas las cosas. Y para hacerlo no utilizarás tranchetes y demás basura imitadora a nuestro amado queso (que, si te fijas en la etiqueta, ni siquiera llevan queso). Si te gusta el buen queso, úsalo en la cocina.
  2. No tomarás rallados insípidos. En un segundo podemos rallar un queso de nuestra nevera, es más, muchas veces nos viene de maravilla para dar salida a esos trozos que se nos han ido quedando por la nevera. Recordad también que debemos proteger el queso en la nevera (en táper, paños, film, van genial las bolsitas de congelar…) para que no nos lo seque. Y, si esto sucede, pues lo rallamos y listo.
  3. Santificarás las fiestas cocinando con queso. Para empezar puedes lanzarte a fundirlo en tus recetas favoritas. Para fundir son ideales los quesos de una cierta humedad (blandos o semiblandos) porque estos no requieren rallarlos. Los cortamos en trozos o lonchas y con el calor de las comidas se nos derretirán solos. Nuestros favoritos son el Queso Nata de Cantabria y Queso ahumado La Pasiega. Recordad que los quesos curados no funden bien, si los utilizamos para fundir muchas veces nos quedaré una especie de chicle, sin embargo, estos pueden ir muy bien para gratinar.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre pidiéndoles que los táperes que te den contengan recetas con queso.
  5. Matarás a todo aquel que utilice esas lonchas insulsas que lo único que hacen es fundirse sin dar sabor. Qué manía cuando hacemos bocadillos, burguers, san jacobos… de meter esas lonchas naranjas de un queso, que de queso tiene poco. Insistimos en que cualquier queso de calidad con cierta humedad funde de maravilla y conseguirás que tus bocatas sean de un sabor estelar. Cortar una loncha con el cuchillo son 30 segundo no seas vago.
  6. Cometerás actos impuros: queso veo queso quiero. Los quesos frescos o muy cremosos son ideales para usar en recetas de postres, ya que pueden ser batidos y triturados con facilidad (Ej: Queso fresco tipo Burgos, Torta Pasiega…).
  7. No te robarás tiempo pensando qué tipo de queso echar a tus ensaladas. Abre la nevera y corta unos taquitos del queso que tengas, los frescos y tiernos le darán a tu ensalada más frescor (saludable y añades proteína ¿qué más quieres?). Si echas un queso más curadito en taquitos pueden conseguir darla un sabor único.
  8. No darás falsos testimonios ni mentirás: la mejor salsa es la de queso. Lo ideal para hacer salsas son los quesos cremosos, tiernos o semicurados, que se caracterizan por derretirse con facilidad al entrar en contacto con el calor. Lo recomendable es cocinar las salsas despacio, añadiendo queso y, si conviene, caldo, así como nata o leche para que nos quede la salsa cremosa y no se nos endurezca al enfriar.
  9. Consentirás todos los pensamientos impuros relacionados con el queso. Aprovecha el sabor del queso sin robar sabor a las comidas. Si usas un queso fuerte (azul, curado…) se equilibra bien con ingredientes que se les contrapongan como dulces o agridulces. Los queso más suaves siempre son más fáciles de integrar en las recetas pero los de sabores particulares son los que bien combinados pueden convertirse en un platazo.
  10. Codiciarás todas las recetas que lleven queso. Cuando veas una receta que usa queso, muchas de ellas usan quesos de baja calidad, pero tú puedes sustituirlo por el queso que quieras y seguro que mejoras la receta. Ten en cuenta lo que hemos comentado; si queremos que funda usa quesos con humedad (de tiernos a semis) y si queremos gratinar podemos rallar quesos más curados.

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