Tabla de queso de Sicilia, en Palermo.

Buscamos en Google un buen destino, y como hicieron los fenicios, griegos, cartagineses, normandos, romanos y un sinfín más de civilizaciones (aunque no tuviesen Google ni Skyscanner) nos dirigimos a la isla más grande del Mediterráneo. Antes de informarnos sobre su gastronomía había varios factores que nos convencían o aseguraban que esta nos iba a encantar; Mediterráneo, Italia y, cómo no, sí los españoles pasamos por ahí sería por algo ¿O pensáis que Fernando II de Aragón solo quería una isla estratégica en el Mediterráneo y tocar las narices a los franceses en su intento de anexionar los Reinos de Nápoles y Sicilia? Bueno, vale, suena muy bien, pero estamos seguros de que si fuera una isla desierta en la que solo se alimentasen de alcachofas, no hubiese sido lo mismo. El queso de Sicilia nos llama.

Nos inmiscuimos en la isla de la mafia, de las andanzas de Montalvano, de la tierra de Pirandello, del Etna, el volcán activo más grande más de Europa que nos da lugar a nuestro primer error al degustar en varias zonas un queso con azafrán o pimienta, el Piacentinu Enna (ennisi Piacentinu), ya que este no se hace calentando la cuajada en las cumbres del Etna ni está relacionado con este, si no con la provincia de Enna. Este queso de oveja nos da varios disgustos ya que hasta dar con un queso fuerte y el toque picante que le caracteriza nos encontramos con un queso muy plástico y sin apenas sabor, nuestra ignorancia quizás no nos hace diferenciar imitaciones del verdadero Piacentinu Enna, o quizás simplemente este queso nos defraudó.

En las provinicias de Ragusa y Siracussa nos encontramos el Ragusano (con DOP), un queso de vaca, que podemos degustar al natural, untado en aceite, o ahumado (ragusano affumicato). Uno, al paladear este queso, no puede dejar de pensar que está en la zona donde se desarrollan las andanzas de Montalvano, el detective de Andrea Camilleri, caracterizado por pertenecer a la novela negra mediterránea, en la cual sus detectives pasan casi tanto tiempo degustando la buena gastronomía como resolviendo casos, nos encanta.

Quizás cuando uno piensa en el Pecorino, piensa en el célebre Pecorino Romano, pero su pariente el Pecorino Siciliano (con DOP) es un queso con bagaje, proveniente del mundo griego clásico. Se produce con leche de oveja y puede consumirse con diferentes grados de maduración pero para comercializarse necesita un mínimo de cuatro meses.

Aunque Sicilia es una isla tranquila (exceptuando los alborotados meses de verano) con una gente agradable, está lacrada por la influencia de la Cosa Nostra, que aunque presente hoy en día, el turista solo la podrá vislumbrar al ver los innumerables souvenirs relacionados con la mafia. En parte por la influencia del libro El Padrino de Mario Puzo aunque sobre todo por la célebre película de El Padrino de Francis Ford Coppola. Y aunque para muchos Corleone es Don Vito, resulta que también es una pequeña ciudad de la provincia de Palermo, donde es muy común el queso Caciocavallo Palermitano, también llamado «Godrano», que toma su nombre del pueblo de Grodano, su principal punto de elaboración. Este es un queso de Sicilia de pasta hilada de leche de vaca de la raza local Cinisara, otros quesos de pasta hilada que nos podemos encontramos por la isla es el Provola dei Nebebrodi o el Vastedda della Valle del Belice (con DOP) que a diferencia de los otros dos es de leche de oveja (único queso de pasta hilada de leche de oveja en Italia).

Otros quesos que nos podemos encontrar son el curioso Tuma amuncciata que se recubre de una masa de yeso y agua para su maduración, el Tuma Persa “Queso Perdido”, el Formaggio di capra siciliana,etc. Y es que Sicilia es una isla con una grandísima variedad de quesos y vinos que unido a lo bueno del resto de su gastronomía, el buen tiempo para madurar al sol y la solera de esta isla, no nos dejará indiferente a ninguno.

Recomendación para el viaje: Cuando estemos agotados de perdernos por la mágica y decadente Palermo, de pasear por la historia en la Neapolis, de recorrer las estrechas calles de la Ortigia (Siracusa), Cefalú o Taormina, iros a tomar el sol y disfrutar del Mediterráneo de fondo con las andanzas de Montalvano.

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