¿Cómo hacer una tabla de quesos?

Fusionar sabores es una de las grandes metas de la gastronomía. Encontrar la combinación perfecta de texturas y aromas puede ser un ejercicio difícil a la vez que muy agradecido. La inigualable sensación de reunir diferentes sabores en el paladar es un placer que no debe faltar en ninguna mesa. Entre las infinitas posibilidades que nos ofrecen los alimentos una de las más populares y resultonas son las tablas de quesos.

Ante la dificultad de conseguir la mezcla perfecta de sabores y, en el caso del queso de tradiciones, existen algunos consejos que facilitan la elección de los productos y su distribución en la tabla sin olvidar el valor de la presentación, no sólo por estética, el corte del producto también es una de las claves para su perfecto disfrute.

Si se persigue disfrutar en plenitud de una tabla de quesos, siempre que estos sean de calidad, lo mejor es degustarlos solos, así apreciaremos exclusivamente sus aromas y sabores. Pero esto no es una norma ya que muchas veces podemos sorprender a nuestros comensales con la mezcla de sabores que produce la combinación del queso con otros productos. En realidad el gusto es la única norma, aunque sí existen sencillos consejos que pueden condicionar una mejor calidad y presentación.

Conservación, corte y preparación

queso-dados-alvimannLa calidad determina la creación de una tabla por lo que el corte ideal es simplemente el que haga sufrir menos al queso si bien conviene servirlo en trozos más grandes para evitar que se seque si la tabla se prepara con antelación. También es conveniente cubrirlas con un film de plástico hasta que se sirvan. La eliminación de la corteza es opcional puesto que puede alegrar la estética de la tabla con sus colores si se deja, aunque conviene retirarla a la hora de comerlos porque se las suelen dar tratamientos para la conservación. En algunas variedades como el Camembert o el Brie es interesante probarla junto al queso por su peculiaridad de sabores y texturas.

Cada tipo requiere unas atenciones específicas, el queso tierno (como Nata de Cantabria, Queso de Tetilla o Camembert) conviene cortarlo en cuñas si no es muy cremoso o rectángulos de aproximadamente un centímetro de grosor, si se puede untar no es recomendable presentarlos ya en el pan. De hecho los quesos de untar deben presentarse en tarrinas o recipientes e incluso, si tenemos muchos comensales, algunos como la Torta del Casar pueden servirse enteros cortándolos al ras en la parte superior. Por otro lado los semicurados y curados (como el Cheddar, Mahón, Comté o Manchego) pueden incluirse en láminas, barras o cuñas debido a su consistencia mientras los de pasta extradura como el Parmigiano reggiano se desmoronan al cortarse y son esas migas su forma de presentación. Los quesos azules también pueden cortarse en cuñas o en barras, si son muy fáciles de untar es recomendable hacerlo en porciones.

Selección de quesos

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Son comunes las tablas que presentan una misma variedad de queso según su tipo de leche o su curación ya que permiten apreciar diferencias en una misma gama, lo que las hace ideales para comensales con bastante gusto por el queso e inquietudes por una variedad concreta. Pero es posible que los comensales aprecien más una tabla que ofrezca grandes diferencias con todo tipo de combinaciones.

La tabla en la mesa

La presentación es un factor importante en las tablas, en las que sólo se incluyen quesos es vistoso servirlos en diferentes formatos; cuñas, dados, en barra, laminados… y acompañarlos con cualquier variedad de pan, los picos nunca fallan. La combinación de sabores y texturas toma su máxima en las tablas maridadas, en estas los quesos suaves combinan muy bien con dulces como membrillo, miel, mermeladas, fresas o cebolla caramelizada pero cualquier queso agradece la compañía de frutos secos. Las aceitunas, uvas o higos pueden acompañar a los más fuertes mientras las ensaladas de hojas verdes siempre pueden incluirse. En las tablas de pinchitos de quesos este suele cortarse en dados y unirse con palillos a rollitos de jamón, uvas, cebolla, piña, membrillo, nueces… El momento de servir la tabla es muy variado, puede ser como aperitivo, al final de la comida o como postre, lo que puede determinar el tipo de quesos y su acompañamiento.

Dentro de tratarse de un mundo lleno de posibilidades en el que los límites sólo se encuentran en la creatividad del cocinero, es fácil acertar con una tabla si se siguen estos sencillos consejos que pueden hacer de la fusión una inolvidable experiencia.

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